la arquitectura es una de las formas en la que los seres humanos manifestamos nuestro éxito y nuestra identidad. en el caso de países con una población migrante, la arquitectura financiada con remesas habla de una experiencia socio-cultural única, en la que se reflejan –entre otros aspectos– una identidad fluida y un concepto peculiar de la estética del éxito.
en «las nuevas posturas en la producción del arte popular arquitectónico contemporáneo», la arquitecta alma pineda almanza afirma que “se estructura a partir de la constatación de que existe una expresión artística popular mexicana que se considera tradicional y que involucra “valores” conceptualizados en el nacionalismo de mediados del siglo xx […] por otro lado, se percibe también una expresión artística popular mexicana contemporánea que parece no corresponder a identidades supuestamente tradicionales y que por lo mismo se ha menospreciado como parte de “lo mexicano.”
en la arquitectura de remesas se mezclan las ideas de la cultura de origen con las del lugar donde el migrante trabaja. en el caso de méxico, el sueño mexicano junto con el sueño americano se materializan en la imaginación de cada individuo que regresa o que manda dinero a casa, y como resultado aparecen construcciones cuyo denominador común es la libertad –y en cierta medida, los materiales. dentro de esta limitación de los materiales no hay límites para la imaginación: desde pequeños “rascacielos” hasta castillos medievales, desde chalets suizos hasta cúpulas como las de la plaza roja de moscú, cualquier cosa se puede lograr con block, dólares y pintura.
el 63% del millón de viviendas que se construyen en méxico son de autoconstrucción. la ausencia de regulaciones urbanísticas estrictas hace que el paisaje urbano mexicano actual se convierta en un collage de individualidades, que como huellas dactilares, son cada una diferente. en todo caso, la identidad constructiva mexicana es un amontonamiento de individualidades, y éstas son lo que conforman a su vez la estética peculiar de las ciudades y los pueblos mexicanos.
el proyecto arquitectura libre es una investigación de este fenómeno y una exploración de lo que nos pueden revelar estos edificios sobre la identidad nacional y los tiempos actuales.
cargadas de identidad y simbología, estas casas son una fuente importante de información acerca de lo que sucede actualmente con el mexicano y su relación con el resto del mundo.
estas casas-esculturas muchas veces toman el lugar de sus dueños, que se han ido a buscar oportunidades económicas en el norte. en un guiño hacia los arquitectos robert venturi y denise scott brown (quienes en su libro learning from las vegas [1972] nos demuestran la importancia de la arquitectura “descartable” y el artista robert smithson que en «hotel palenque» [1969-72] nos muestra el valor artística del autoconstrucción), arquitectura libre presta importancia a una característica del entorno construido que de otro modo podría descartarse y quedar en el olvido.
en palabras del curador iván ruiz, «adam wiseman ha trazado una geografía arquitectónica que visibiliza un paisaje otro de este país: aquél en donde se materializa, a través de la imaginación y el empleo de las remesas, el sueño de los migrantes mexicanos que viven en estados unidos. muestra el desarrollo de un artista interesado por los procesos culturales que comprenden los tránsitos geográficos de personas, los desplazamientos arquitectónicos de un imaginario a otro y las memorias- colectividades urbanas en proceso de readaptación».